domingo, 21 de mayo de 2017

¿Qué es aromaterapia y qué no lo es?

Hace unos días, Enrique Sanz, aromatólogo y autor de varios libros de referencia de aromaterapia, publicaba un artículo bajo el nombre Falsa aromaterapia egipcia. Surgieron varias reacciones y acusaciones contra su persona en las redes sociales, así como consultas personales que me llegaron sobre esta cuestión, de manera que he decidido dedicar unas líneas al respecto. 

Qué es la aromaterapia

En el mercado encontramos muchos productos que llevan la etiqueta de aromaterapia: velas, inciensos, tratamientos estéticos o de spa, geles de baño o champús… Parece que todo lo que lleve asociado “aroma” lo sea, que todo lo que huele y genere bienestar lo sea también, que con tal de que nos haga sentir bien cuando lo olemos, todo vale. Pero no es así.


En primer lugar: ¿qué es la aromaterapia? Veamos algunas de las referencias que encontramos:

-Enrique Sanz Bascuñana refiere esto: “Desde nuestro punto de vista, es una terapia natural basada en el uso de aceites esenciales puros (es decir, sin adulteración ni mezcla con sustancias ajenas), aceites vegetales e hidrolatos (aguas destiladas). Posee una vertiente científica y otra artística que se complementan perfectamente.”

-Robert Tisserand: “La aromaterapia es una alternativa para la prevención de los trastornos sobre el cuerpo y la mente que produce nuestro actual ritmo de vida. El uso adecuado de los Aceites Esenciales fomenta una vida equilibrada y sana. La aromaterapia es algo más que una medicina natural basada en las hierbas: es la utilización de los aceites esenciales entendidos como sustancias orgánicas en sí mismas, es decir, como la personalidad o el espíritu de la planta”.

-Lydia Bosson: “la aromaterapia o terapia con aceites esenciales volvió a resurgir el siglo pasado”.

-Antonia Jover: “Se suele relacionar  la aromaterapia con tratamientos de belleza o tratamientos SPA, o simplemente con los aromas para perfumar nuestra casa, sin embargo la aromaterapia se refiere al uso de aceites esenciales con fines terapéuticos. Se ha demostrado científicamente el alto  poder curativo de muchos aceites esenciales y se usan para combatir enfermedades infecciosas y epidemias”

-Pranarôm, laboratorio de referencia a nivel europeo: “La aromaterapia es la utilización de aceites esenciales con finalidad terapéutica. Es un método natural que se basa en la actividad de las moléculas bioquímicas que contienen los aceites esenciales. La aromaterapia científica o aromatología es el estudio de los aceites esenciales. Se trata de una ciencia que se fundamenta en una metodología rigurosa, con datos científicos sólidos y confirmados en laboratorio”.

-Esential Arôms, empresa dedicada al ámbito de la aromaterapia científica y la cosmética natural fitoaromaterapéutica:  “La verdadera aromaterapia requiere el uso de aceites esenciales y esencias de calidad. Por cada lote de Aceite Esencial existe un cromatograma, que certifica su autenticidad, y la ausencia total de solventes químicos, y demás productos que se utilizan para falsificar los Aceites Esenciales”. 

Respecto a la cuestión de qué es la aromaterapia, el punto en común de todas estas referencias del
mundo de la aromaterapia, es el uso de ACEITES ESENCIALES.

Qué requisitos deben cumplir los aceites esenciales y esencias

Hay algunas premisas que deben ser básicas a la hora de adquirir un aceite esencial o esencia (obtenido por expresión de las cáscaras de cítricos) para su uso en aromaterapia como:

-Certificación botánica: la denominación de la planta debe precisar el género, la especie, la subespecie y el cultivo.
-Modo de cosecha: planta silvestre o cultivada y proveniente o no de cultivo ecológico
-Órgano destilado: la composición bioquímica del aceite esencial puede variar en función de la parte o del órgano de la planta destilada: hojas, corteza, madera, cáscara, flores…
-Quimiotipo: si lo tiene
-Lugar de procedencia: en ocasiones es de utilidad conocer este dato porque la bioquímica puede variar ligeramente de una zona a otra.
-Si el aceite ha pasado un control de calidad, debería aparecer sobre la etiqueta el número de lote, a partir del cual se podría obtener la información cromatográfica correspondiente.


Además, damos por presupuesto que son puros y naturales al 100%, y del proceso de destilación completa.  Os invito a leer este artículo sobre algunas otras cuestiones técnicas que a menudo se difunden de forma errónea en la red.

Qué son los aceites sagrados egipcios

En una de las páginas que distribuyen este tipo de productos de “aromaterapia egipcia”, explican que “los Aceites Sagrados de la Tradición Oral Khemita están formulados según las recetas antiguas con aceites esenciales puros 100 %, sin añadidos sintéticos, en aceite de jojoba (…) Elaborados con aceites esenciales y resinas puros 100 % en base de aceite de jojoba”. Haciendo referencia a los 7 aceites sagrados físicos: ámbar rojo, musk, jazmín, rosa, ámbar kashmir, sándalo y loto y a los 7 aceites sagrados áuricos: incienso, mirra, flor del Nilo, agua dorada, carnation, flor de Saqqara.

En cuanto a este aspecto, parece que debemos entender textualmente que esas formulaciones contienen aceites esenciales y resinas puras, en una base de jojoba, ¿verdad? En conferencias y cursos de la materia había escuchado que esos porcentajes eran del 60% jojoba con 40% aceites esenciales y resinas. En otras ocasiones, del 75% jojoba y el restante la parte aromática.

Si partimos de la base anterior de que la aromaterapia es el uso de aceites esenciales 100% puros y naturales, y estos productos son una mezcla con jojoba, ya debemos saber que se está ofreciendo una elaboración, pero no un producto 100% procedente de la planta como son los aceites esenciales, y así se debe especificar al usuario.

Pero ¿existen aceites esenciales, esencias o resinas de esos productos? Es decir, ¿la naturaleza nos los brinda para que podamos extraer aceite esencial de ámbar rojo, musk, jazmín, rosa, ámbar kashmir, sándalo, loto, papiro, flor del Nilo, flor de Saqqara, mirra, incienso, Carnation y agua dorada?  

El jazmín, Jasminum grandiflorum, habitualmente lo encontramos como absoluto.
La rosa, Rosa damascena, podemos adquirirlo tanto como aceite esencial como en absoluto.
De sándalo, Santalum album, encontramos aceite esencial.
Mirra, Commiphora molmol e Incienso, Boswellia carterii, maravillosas resinas usadas en aromaterapia.

A nivel olfativo, Enrique Sanz advierte de que en el caso de estas cinco “esencias sagradas” se trata de “productos de síntesis, de baja calidad”, a pesar de que sí podemos disponer de ellas como aceites esenciales o absolutos.

Pero, ¿y el resto? Como detalla Enrique Sanz Bascuñana en su artículo y al que citamos: “no existen en forma de aceite esencial ni esencia natural”.

Entonces, si no existen de esta forma, ¿cómo se obtienen?, ¿qué es lo que encontramos en esos preparados cuando se explica que son aceites esenciales y resinas puros 100% (según sus propias palabras) y un experto en aromaterapia asegura que no existen?  Creo que cada uno podrá extraer sus propias conclusiones.

Sobre el precio

El precio de los aceites esenciales depende de varios factores, no son precios estándar. Encontramos aceites esenciales desde 6-7 euros los 10 ml. hasta 45 euros 2 ml., por ejemplo. ¿Qué es lo que hace que el precio sea tan diferente? Hay varias cuestiones a este respecto.  

Uno de los aspectos fundamentales, es que depende del rendimiento de la planta, es decir, de la cantidad de esencia que contiene y que obtendremos posteriormente del aceite esencial. Si el rendimiento es alto, el precio del aceite esencial será más económico respecto a otros cuyo hace falta una mayor cantidad de planta para obtener la misma cantidad de producto final. Un caso representativo y muy comentado en los cursos: 7 kg. de botón floral de clavo ofrecen 1 litro de aceite esencial, mientras que para obtener la misma cantidad de aceite esencial de rosa, necesitamos 4 toneladas de pétalos de rosa. Evidentemente, el trabajo necesario, la cantidad de materia prima necesaria y el rendimiento de la planta, harán que el precio de estos aceites esenciales sea muy diferente.

También el precio suele variar según la producción global y el año. Hay plantas de las que hay menor cantidad y/o que también son más complicadas de cultivar o recolectar, lo que eleva su precio. La forma recolección/destilación también puede hacer que se presenten diferencias de precio de un mismo aceite esencial en diferentes marcas que nos ofrecen buena calidad. Podemos encontrar de esta manera diferencias de precio entre los grandes productores y los pequeños destiladores, basándonos siempre en las premisas mínimas que siempre debemos exigir y que anteriormente hemos detallado.

Tras recordar esto, nos podemos preguntar: ante la misma cantidad de producto final ¿es normal que tenga el mismo precio un “aceite sagrado” de rosa, de jazmín, de incienso, de mirra o de sándalo? Nombro estos porque son las plantas de las que sí podemos encontrar aceites esenciales.

Puede que uno de los argumentos que se emplee para justificar este hecho es que la forma de producción y elaboración es distinta. Se habla en los cursos y en vídeos que circulan libremente en la red de un proceso ancestral de elaboración, de recetas antiguas, de destilación con alambique abierto con algodón empapado en jojoba que es el que absorben las moléculas volátiles y aromáticas de la planta… Pero si aún fuese así, ¿se necesita la misma cantidad de rosa, jazmín, incienso, mirra o sándalo para obtener mediante ese proceso la misma concentración en el producto?,  ¿es el mismo precio de la materia prima?, ¿cuál es la concentración real (si la hubiese) de aceite esencial?

Hilando más fino y con un ejemplo concreto. Recordemos que las “esencias sagradas” según la publicidad que se hace sobre ellos son “aceites esenciales puros 100 %, sin añadidos sintéticos, en aceite de jojoba”. Escogemos el de rosa por ejemplo. El aceite esencial de rosa, rosa damascena, con una referencia de mercado actual que cumpla los requisitos mínimos que antes hemos comentado, podemos encontrar por ejemplo 2 ml. por cerca de 45 euros o 5 ml. por cerca de 110 euros. Si en los “aceites sagrados” se nos ofrecen 30 ml. por aproximadamente 25 euros en una de las casas que los comercializa, o en otra 50 ml. por 35 euros... ¿puede haber aceite esencial de rosa damascena en ese producto?. Si lo hay, ¿en qué procentaje y/o de qué calidad?

Y no sólo en el caso de los “aceites sagrados”. Si una marca que distribuya supuestos “aceites esenciales”, productos de aromaterapia o de perfumería incluso, ofrece el mismo precio por varios o todos de sus productos, ¿es realmente aromaterapia? ¿O son sólo aromas, quién sabe si de procedencia sintética o cuál es su origen, sin ninguna capacidad terapéutica real?

Si la procedencia fuera química artificial, ya no tendrían ninguna base para su uso en aromaterapia y para que se puedan nombrar como ello. Se puede optar por poner el nombre que pertoque: perfumes, aromas, esencias… (el que le corresponda según su composición) pero no aromaterapia, si no son aceites esenciales 100% puros y naturales. A este respecto, el artículo de Enrique Sanz profundiza más en toda esta cuestión, pero la conclusión es sencilla: si es química sintética, no podemos encontrar una respuesta terapéutica y sanadora en nuestro organismo en base a ellos. 

Otras cuestiones técnicas finales

Es cierto que el mercado de la “aromaterapia egipcia” lleva años creciendo ofreciendo cursos, productos y seguidores desde varias escuelas o personas representantes en España. Parece que se genera una cierta confusión, intencionada o no, con conocimiento o no,  de los términos aceites, esencias, aceites esenciales, aromaterapia, aceites sagrados… Quizás ahí está la cuestión, en que no se aborda con la claridad necesaria y técnica para que el usuario tenga seguridad en lo que se está ofreciendo. Hay vídeos en la red en que este abordaje queda explícito por parte de varios de sus autores, quien quiera puede comprobarlo.

Personalmente yo también lo tuve, y entiendo perfectamente a todos aquellos que de buena fe (y sin todos los conocimientos que antes hemos abordado) quedan “seducidos” por las supuestas promesas de sanación/curación que ofrecen los “aceites sagrados” y los aceites esenciales. Muchos confiamos en su momento en estas enseñanzas, con confianza en la palabra y en el buen hacer que se presupone a las personas, y nos hemos dado cuenta por muchos aspectos y motivos que nos equivocamos. Si algo nos ha ofrecido al menos la “aromaterapia egipcia” es el encontrarnos en el punto actual de conocimiento.


Tras la publicación del artículo, se leyeron varias acusaciones personales hacia la figura del autor en las redes sociales. Nadie puede negar el recorrido y experiencia de Enrique Sanz, tanto como profesor como en el laboratorio, lo que en este caso me parece fundamental para el tema que se está abordando. Los insultos, el desprestigio personal y las amenazas no conducen a ningún sitio que permita avanzar y que sea positivo para la aromaterapia y para todos los que disfrutamos de ella.

En este caso, si realmente las empresas que distribuyen “aromaterapia egipcia” afirman que su procedencia no es sintética, que no son química artificial como detalla Enrique Sanz en su artículo, creo que sería tan sencillo como ofrecer de forma pública un perfil cromatográfico o análisis de laboratorio que de forma racional y científica demuestre la autenticidad de lo que venden y la publicidad que hacen de sus productos en sus páginas de venta: “aceites esenciales puros 100 %, sin añadidos sintéticos, en aceite de jojoba”.  

El etiquetado y los requisitos que hemos detallado al inicio como premisas básicas para la adquisición de los aceites esenciales (y por ende de la aromaterapia): nombre botánico, procedencia, forma de cultivo, órgano destilado, lote… tampoco se encuentran presentes en estos productos como se puede ver en las imágenes de estos en sus páginas de venta. Si son “aceites esenciales puros 100 %, sin añadidos sintéticos, en aceite de jojoba”, ¿por qué no disponen de esta información? Quizás sería momento de actualizar este aspecto también para aportar claridad.


Con toda esta información, quisiera resaltar, que nadie niega de la sabiduría y conocimiento que se poseía en al antiguo Egipto en el uso de plantas aromáticas y no aromáticas con fines curativos, sanadores, del uso de ungüentos, macerados, de los embalsamamientos... El respeto ante todo por las antiguas civilizaciones que dejaron un legado inequívoco. Ese es otro tema. Estamos hablando de lo que actualmente se comercializa como "aromaterapia egipcia".

Las sustancias que se emplean en la auténtica aromaterapia no son fragancias, no son perfumes como encontramos en el mercado habitualmente (a pesar de que con ellos podemos elaborar perfumes), no son notas aromáticas “sueltas”, sino aceites esenciales puros extraídos de las plantas que actúan a diferentes niveles en nuestro organismo.

La Aromaterapia con los suficientes conocimientos y calidad auténtica de su materia prima, nos ofrece excelentes resultados a nivel físico, psicológico, emocional… pero para ello, la base de la que partimos, los aceites esenciales tienen que cumplir unos requisitos mínimos que ya hemos detallado. Son regalos de la naturaleza que nos ofrece para nuestra evolución, para acompañarnos en algunas dolencias, materia energética pura y directa para nuestro Ser. De otra forma, no habrá resultados o si los hay no serán asociados al uso de esas sustancias: no contienen los principios activos naturales de la planta, su esencia. 

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