domingo, 11 de junio de 2017

Salud bucodental con aceites esenciales

En nuestro cuidado diario, y además varias veces al día, incluimos el cepillado de dientes. Un acto en el que los componentes que utilizamos entran en contacto directo con la mucosa oral, cuya capacidad de absorción es aún mayor que la de la piel. Incluso un niñ@ de unos 3 años se llega a tragar la mitad de la pasta de dientes que colocamos en su cepillo pasando ésta al sistema digestivo y siendo absorbida por éste: llega a sangre y a nuestras células muy fácilmente. Esto debería llevarnos a tener un especial cuidado con la pasta dentífrica que empleamos. 


Algunos estudios hablan de diversos compuestos que se encuentran en marcas comerciales y que no son demasiado recomendables para nuestra salud. Entre ellos podemos hablar del dietilenglicol (DEG), el flúor que en exceso deriva en fluorosis dental, los parabenos utilizados como conservantes, las nanopartículas de dióxido de titanio que se emplean para blanquear, el SLS que se emplea como agente espumoso... Hay multitud de información que podéis encontrar por la red para ampliar. 

Este hecho, llevó a que hace unos años hiciéramos el cambio a pastas dentífricas que nos proporcionaban garantía de un mayor cuidado en sus componentes y que habitualmente comprábamos en herbolarios o similares. Uniendo diversos componentes podemos de una manera muy sencilla realizar nuestra propia pasta de dientes. Necesitamos: 

-Infusión de tomillo (antiséptico), salvia (antiinflamatorio y antiséptica) y anís
-Arcilla blanca, caolín (apta para el uso interno). Oligoelementos que intervienen en la formación y conservación de los dientes. Unos 250 gr. 
-Bicarbonato (1/2 cucharada). Incrementa acción de la arcilla. Se puede sustituir por sal marina.
-Aceite vegetal de sésamo (fortalece las encías) o coco (fungicida y bactericida) -1 cucharada
-Glicerina vegetal 50 ml. 
-Aceites esenciales antisépticos, antibacterianos y antifúngicos: clavo, canela, árbol de té, limón, menta verde. 5 gotas de cada uno de ellos serán suficientes.
-Polvo de raíz de Iris (opcional, es un abrasivo suave)

El procedimiento es sencillo: unimos los ingredientes secos (arcilla y bicarbonato). Añadimos la glicerina y mezclamos. Agregamos la infusión y posteriormente el aceite de sésamo con los aceites esenciales (o coco).

Las cantidades son aproximadas pues se debe obtener una textura que sea agradable para la persona que lo emplee. Si queda muy espesa, incorporamos infusión; mientras que si queda muy líquida, incorporamos caolín. Si es posible conservarla en la nevera, y si no, dado que es tan sencillo realizarla, es mejor realizar cantidades pequeñas e ir reponiendo para que se conserve en perfecto estado.

Podemos conservarla en un tarro de vidrio, pero teniendo cuidado de que no haya demasiado contacto directo con el cepillo de dientes para que no haya posible entrada de gérmenes o bacterias en la pasta, o bien emplear estos contenedores de la imagen que ya vienen preparados y que son muy útiles pues cada vez lo lavamos, reponemos y es muy similar al sistema de los envases más comerciales.

Estamos acostumbrados a otros sabores y otras texturas, pero el cambio merece la pena.

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